domingo, 16 de octubre de 2016

Óleo, cocina con arte

Excepcional. Creo que esta es la mejor forma de empezar esta entrada sobre Óleo Restaurante, en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga. Y a eso es a lo que se dedican Sergio del Río y Rui Junior muchas horas, mucho esfuerzo y mucho trabajo --junto a su enorme talento--: a hacer arte contemporáneo... en las cocinas.

El chef y el sushiman presentan una doble propuesta: por un lado, una revisión de autor de la cocina mediterránea y, por otro, una barra de sushi de alta calidad y con toques creativos. Servicio atento y agradable tanto en la sala como en la terraza.

Comenzamos por dos clásicos: la ensaladilla rusa y las patatas bravas, que ocupan un lugar de privilegio entre las rusas y las bravas de la ciudad. Estas últimas con una deliciosa espuma, realmente sabrosa y picante, que ya van creando escuela.

[Ensaladilla rusa Óleo]
[Patatas bravas con espuma picante]

De las recomendaciones optamos, y no nos equivocamos, por un espectacular tartar de atún picante con tempura crujiente, kimchi, cebolleta y salsa.

[Tartar de atún picante]

La creatividad de los cocineros de Óleo alcanza una de sus cotas máximas con el ceviche de jurel malagueño, sobre lima, vinagreta de jengibre, ajo y soja. Una auténtica delicia que nos invita a viajar de Málaga a Perú pasando por Japón.

[Ceviche de jurel malagueño sobre lima]

En este punto uno empieza a sufrir por no poder probar todos los platos de la carta. Pedir una ración una tapa o una ensalada implica renunciar a otro que probablemente --seguro-- estará igual de bueno o incluso mejor del que hemos pedido. En este momento uno se promete volver para eternizar la experiencia Óleo.

Dicho esto, seguimos con nuestra cena: como principal disfrutamos del Pato Pekín a nuestra manera, magret de pato con salsa Hoisin sobre una cama de verduritas y algas, acompañado por unos pepinos encurtidos y una deliciosa salsa de leche de coco.  


[Pato Pekín a nuestra manera]

Por supuesto, no podíamos dejar de deleitarnos con las creaciones de la barra de sushi. En un primer momento pedimos cuatro piezas de uramaki de aguacate y gambas, cuatro maki tempura de salmón y otras cuatro de nigiri aburi de pez mantequilla, en un combo de 12 piezas.

[Sushi Combo 12 piezas]
Y de nuevo ese deseo de que la cena no acabe nunca, de que el desfile de alta costura gastronómica en el que se ha convertido nuestra mesa no concluya... y nos lanzamos a rematar la faena con cuatro piezas de nigiri de solomillo de buey trufado y otras cuatro nigiris de vieiras con ponzu de shiso.

[Nigiri de solomillo de buey trufado]
[Nigiri de vieira con ponzu de Shiso]

De postres pedimos la lemonpie sobre toffee, una delicia en la que el merengue, lo cítrico y lo dulce inunda de sabor la boca, y el babybel, la tarta de queso de Óleo, rellena de gelatina de frambuesa sobre una sopa de mascarpone ahumada.

[Lemonpie sobre toffee]


[Babybel]

No hay otro modo de terminar este post que del mismo modo que lo hemos comenzado: excepcional. 

2 comentarios:

  1. Desde el principio hasta el final......segregando....

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  2. No es para menos... gracias por pasarte por el blog y dejar tu comentario.

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