El chef y el sushiman presentan una doble propuesta: por un lado, una revisión de autor de la cocina mediterránea y, por otro, una barra de sushi de alta calidad y con toques creativos. Servicio atento y agradable tanto en la sala como en la terraza.
Comenzamos por dos clásicos: la ensaladilla rusa y las patatas bravas, que ocupan un lugar de privilegio entre las rusas y las bravas de la ciudad. Estas últimas con una deliciosa espuma, realmente sabrosa y picante, que ya van creando escuela.
[Ensaladilla rusa Óleo] |
[Patatas bravas con espuma picante] |
De las recomendaciones optamos, y no nos equivocamos, por un espectacular tartar de atún picante con tempura crujiente, kimchi, cebolleta y salsa.
[Tartar de atún picante] |
La creatividad de los cocineros de Óleo alcanza una de sus cotas máximas con el ceviche de jurel malagueño, sobre lima, vinagreta de jengibre, ajo y soja. Una auténtica delicia que nos invita a viajar de Málaga a Perú pasando por Japón.
[Ceviche de jurel malagueño sobre lima] |
En este punto uno empieza a sufrir por no poder probar todos los platos de la carta. Pedir una ración una tapa o una ensalada implica renunciar a otro que probablemente --seguro-- estará igual de bueno o incluso mejor del que hemos pedido. En este momento uno se promete volver para eternizar la experiencia Óleo.
Dicho esto, seguimos con nuestra cena: como principal disfrutamos del Pato Pekín a nuestra manera, magret de pato con salsa Hoisin sobre una cama de verduritas y algas, acompañado por unos pepinos encurtidos y una deliciosa salsa de leche de coco.
[Pato Pekín a nuestra manera] |
Por supuesto, no podíamos dejar de deleitarnos con las creaciones de la barra de sushi. En un primer momento pedimos cuatro piezas de uramaki de aguacate y gambas, cuatro maki tempura de salmón y otras cuatro de nigiri aburi de pez mantequilla, en un combo de 12 piezas.
[Sushi Combo 12 piezas] |
Y de nuevo ese deseo de que la cena no acabe nunca, de que el desfile de alta costura gastronómica en el que se ha convertido nuestra mesa no concluya... y nos lanzamos a rematar la faena con cuatro piezas de nigiri de solomillo de buey trufado y otras cuatro nigiris de vieiras con ponzu de shiso.
[Nigiri de solomillo de buey trufado] |
[Nigiri de vieira con ponzu de Shiso] |
De postres pedimos la lemonpie sobre toffee, una delicia en la que el merengue, lo cítrico y lo dulce inunda de sabor la boca, y el babybel, la tarta de queso de Óleo, rellena de gelatina de frambuesa sobre una sopa de mascarpone ahumada.
[Lemonpie sobre toffee] |
[Babybel] |
No hay otro modo de terminar este post que del mismo modo que lo hemos comenzado: excepcional.
Desde el principio hasta el final......segregando....
ResponderEliminarNo es para menos... gracias por pasarte por el blog y dejar tu comentario.
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