Escaparse a
Estepa, en la provincia de Sevilla, entre finales de agosto y mediados de diciembre es una maravilla porque todo el pueblo huele que alimenta. En esta zona huele a canela, por ahí huele a almendras, en esta parte el aire es de avellana... es "la temporada de los
mantecaos" --y de los polvorones, alfajores...-- y todo el pueblo se paraliza o, mejor dicho, se anima... o las dos cosas. Muchos negocios hacen una pausa y
la gente se va a trabajar a la casi veintena de fábricas que hay en la localidad.
En mi caso, además, es el pueblo de mi padre, por lo que a lo navideño y a lo dulce se le suma lo emotivo, lo familiar y algunos paisajes de mi infancia. Hace unas semanas hicimos una escapada familiar a Estepa y os lo contamos en estas líneas.
La Estepeña
La Estepeña, creada en 1858 --que se dice pronto-- por la familia Galván, es probablemente la fábrica de mantecados más conocida de España y, en la actualidad, es la quinta generación de la misma familia de confiteros quienes siguen con el negocio.
La fábrica tiene un pequeño museo a modo de centro de interpretación de los orígenes tanto de la propia empresa como de la elaboración de los mantecados, en los que podemos ver los utensilios de la época, los hornos que se usaban para sus elaboraciones, los medios de transporte para la distribución y los atuendos del personal. Hoy en día todo está mecanizado.
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[Entrada de la fábrica de La Estepeña] |
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[Detalles del museo] |
Práctica habitual de estos meses para fomentar las visitas (y las ventas) es montar belenes más o menos originales, como
el famoso belén de chocolate de Rute (Córdoba). En Estepa también vamos a encontrarnos algunas llamativas exposiciones como, precisamente en La Estepeña, la reconstrucción en chocolate que han hecho de la
Roma Imperial. Y al salir, una tienda con sus productos tanto a granel como envasados para regalo en unas deliciosas cajas
vintage. Además, algún que otro producto que no se comercializa fuera de la fábrica, como los turrones artesanos: de chocolate blanco y galleta María, de pistachos, de piñones o de chocolate con leche y avellanas.
La Despensa de Palacio
De la más conocida a la más antigua: los orígenes de
La Despensa de Palacio datan, nada más y nada menos, que de mediados del siglo XVIII:
Corría el año 1743 cuando nuestro antepasado, Antonio Santaella, entró al servicio del marqués de Estepa como panadero y, más tarde, se ocupó también de surtir la despensa de su palacio de la mano del célebre don Juan Martínez de Baños, quien llegaría, años después, al cargo de Gentilhombre de Boca del rey Carlos III, cuando a su señor, el marqués de Estepa, Juan Bautista Centurión, le fue concedida la llave de Gentilhombre de Cámara de la Real Casa, como lo demuestra la documentación custodiada en el legajo 5524 de la sección Consejos del Archivo Histórico Nacional y otros del Archivo del Palacio Real.
Especialidades únicas, trabajo artesano, mimo en todos los detalles, creatividad y tradición. Eso es La Despensa de Palacio, confitería con solera.
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[Entrada de la fábrica de La Despensa de Palacio] |
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[Mimando cada detalle] |
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[Recuerdos de las visitas de Dani García y Paul Bocusse] |
La Colchona
Micaela Ruiz Téllez, conocida como
La Colchona, fue la fundadora de esta otra fábrica de mantecados estepeña que lleva su nombre. Doña Micaela se dedicaba a hacer las matanzas durante el invierno, en las familias de dinero del pueblo y de la zona, y utilizaba la manteca sobrante para hacer los "mantecate", antecesores de los actuales mantecados.
Según parece, estos mantecates duraban muy poco porque se ponían duros muy rápido, por lo que La Colchona decidió endurecer la manteca con harina. De ese modo, al hornearlos, quedaban bien prietos por fuera pero suaves por dentro. Ese conocimiento derivó, tras varios consejos, en una confitería que sigue viva hoy en día. Entrar en La Colchona es viajar en el tiempo y ver a las señoras envolviendo los mantecados, los alfajores, los polvorones, los barquillos, etc. con una destreza brutal en un trabajo tan duro como delicado.
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[Entrada de La Colchona] |
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[Detalles de la fábrica]
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[Por aquí pasó Juan Echanove] |
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La Flor de Estepa
También nos acercamos al despacho, anexo a la fábrica de
La Flor de Estepa, para ver el belén que han creado este año con muñecos de Playmobil. No solo han representado la escena del nacimiento de Jesús o la llegada de los Reyes Magos sino que han creado varias escenas, partiendo en el Arca de Noé y pasando por la huida de los judíos de Egipto o la vida de Roma.
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[Belén de Playmobil] |
En La Flor de Estepa, como en muchas fábricas de mantecados de Estepa, la variedad de productos es cada vez mayor. Mantecados tradicionales mantecados de sabores, polvorones, polvorones con almendras enteras, bombones, bolas de coco, bolas de turrón, hojaldradas... es muy difícil, creedme, decidirse.
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[Despacho de La Flor de Estepa] |
Convento de Santa Clara
Permitidme cerrar este post saliéndome ligeramente del tema navideño pero no sin alejarme de lo dulce. Y permitidme una recomendación: si pasáis por Estepa subid al Cerro de San Cristóbal para disfrutar de las vistas pero, sobre todo, para entrar en el Monasterio de Santa Clara donde las monjas de clausura elaboran los que son, sin duda, los mejores tocinos de cielo que jamás probarás.
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[Entrada al Monasterio de Santa Clara] |
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[Detalles ] |
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[Campana para llamar a las hermanas] |
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[El torno] |
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[Tocinos de cielo] |
Recuerdo perfectamente el mismo sabor de cuando era pequeño y de mi adolescencia. Ha sido un auténtico deleite volver a Estepa, reencontrarme (e incluso conocer) a la familia y reencontrarme con ese sabor y esa textura espectaculares y únicos de los tocinos de cielo de las monjas.