Y todo esto debemos agradecérselo y no olvidarlo pues fue el germen de gran parte de lo que vino después, cada uno con su propia personalidad, pero siendo conscientes de que abrieron camino.
También como entrantes, compartimos unas riquísimas gyozas de cerdo y cebolleta japonesas con salsa ponzu.
Y si más arriba hablábamos de descubrir sabores mediterráneos en las piezas de sushi, ahora es el turno de descubrir los toques asiáticos en platos del recetario mediterráneo, como en el caso de los fideos tostados al tentyusu con gambones salteados y ali oli de pera o de la carrillada de ternera a baja temperatura con salsa de su jugo, manzana y miel con chips de boniato. Excelentes termines para la cena.
De la carta de postres, optamos por un par de clásicos: brownie de chocolate con helado de mango y tarta de pionono con helado de pistacho.
Ambiente agradable, decoración que invita a la tranquilidad y cocina divertida y, por momentos, sorprendente, en un restaurante que se ha convertido, por méritos propios, en un referente en el centro de la ciudad.
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