Llega
Eduardo Mendoza a nuestras
Gastroletras, tras
Julian Barnes y Umberto Eco. Me encantan del fragmento que comparto con vosotros el humor cervantino y la descripción de la fritura de los calamares, en la que me apasiona la cuidada selección léxica.
Iba a hacerlo, pero en aquel instante, el despótico cocinero desvió su atención de los fogones, se dirigió a nosotros con los ojos inyectados y bramó:
-- ¡Kahl-aah-mares!
Amedrentado por la tajante reclamación, mi interlocutor interrumpió el diálogo y se puso a limpiar calamares: con gran rapidez y destreza iba extrayendo las interioridades el bicho y echándolas a un cubo, lavaba el resto bajo el grifo, lo colocaba sobre una tabla de madera y con un cuchillo de hoja ancha lo dividía en aros de idéntico grosor, que el cocinero cogía a puñados y arrojaba a la sartén entre estallidos, deflagraciones y fumaradas.
.... En 1979 se publicó
El misterio de la cripta embrujada, con la que nació el estrafalario pseudo-detective protagonista de una serie que continuó con
El laberinto de las aceitunas (1982),
La aventura del tocador de señoras (2001) y
El enredo de la bolsa o la vida (2012). El secreto de la modelo extraviada es la quinta entrega.
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