sábado, 8 de abril de 2017

Jalar, cocina casual con toques originales

Jalar Casual Restaurant es uno de esos nuevos lugares que han emergido en Málaga que dejan patente que no basta con ir al centro histórico para conocer la variedad gastronómica que acoge la ciudad. Ya hemos hablado de Palodú Gastrobar (en Teatinos), de Misuto (en Pedregalejo), de C&C (en Cerrado de Calderón), de Aire Gastrobar (en los alrededores de La Malagueta), del Mercado del Carmen (en El Perchel) o de Rocío Tapas y Sushi (junto al Parque del Oeste), entre otros.

Hay iniciativa, talento, ganas de hacer cosas diferentes. Hay respeto pero no hay miedo a emprender nuevos proyectos gastronómicos. Hay mucho esfuerzo e iniciativas interesantes que deben ser conocidas, que luchan por hacerse un hueco y un nombre en el panorama culinario malagueño. Y ahí se enmarca Jalar, en la avenida Gregorio Diego, casi frente por frente a la sede del Unicaja Baloncesto, en la zona de Los Guindos-Las Pirámides.

El nombre propio de este local es José Luis Pérez, chef formado en la escuela La Jacaranda y, posteriormente, en Mey Hoffmann de Barcelona, según leemos en Guía Gastronómica de la Costa del Sol. Estuvo en Uve Doble, donde se empapó del saber de Willie Orellana en su empeño por reinterpretar la cocina tradicional local.

"Cocina casual es lo que comemos todos los días, lo cotidiano pero con un toque original y relajado, nada sofisticado. Es vigente y contemporáneo, basado en lo fresco y nutritivo. Utilizando ingredientes naturales y de temporada para  una alimentación sana y llena de sabor". Esta es su declaración de intenciones, a pie de carta.

La carta se divide en Entrantes, Ensaladas, Street Food, Pescado y Carne. Todo está pensado para compartir y las cantidades son abundantes. En nuestra visita elegimos dos entrantes: comenzamos por mouse de foei, yogur, mango y kikos. Sabores suaves y combinables, muy fresco. Mi duda es si tal vez parece demasiado un postre... Seguimos con unas croquetas de gambas al ajillo muy sabrosas.

[Mouse de foei, yogur, mango y kikos]
[Croquetas de gambas al ajillo]

Como no nos sedujo ninguna de las ensaladas, optamos por las patatas bravas Jalar y unos excelentes fideos de fideuá tostados con langostinos al pil pil. Nos quedamos con ganas de probar el risotto de boletus con vieiras a la plancha, aceite de trufa blanca y piñones tostados, así que volveremos.

[Patatas bravas Jalar]
[Fideos de fideuá tostados con langostinos pil pil]

Nos lanzamos luego a por un par de bocados del Street Food: mini pizza de criollo, setas y aroma de trufa blanca y la pita de cordero lechal confitado, yogur y menta. Argentina e Italia, Grecia y Turquía. Eché en falta alguna propuesta del sudeste asiático, verdadero referente de estas comidas callejeras. Ahí lo dejo para la próxima carta.

[Mini pizza de criollo, setas y aroma de trufa blanca]
[Pita de cordero lechal confitado, yogur y menta]

No hay carta de postres y el camarero la canta y hace las sugerencias del día: un acierto total la espuma de turrón con yogur --este último parece ser el producto estrella o fetiche del chef, según lo visto-- que compartimos junto a una correcta tarta de queso.

[Espuma de turrón y yogur]
[Tarta de queso]

Nos quedamos con ganas de probar otros platos pero es un lugar recomendable para salir del centro y dejarse sorprender, disfrutar de una comida relajada y curiosa. Tal vez el servicio debería mejorar puesto que, si bien son amabilísimos y atentos, tardaron demasiado en atendernos y en la llegada del primer plato. Luego, mejoró y fue todo más fluido pero es necesario darle un toque a este aspecto para que la experiencia sea aún mejor. Lo dicho, volveremos.

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