¿Necesitamos unos días de descanso?, ¿buscamos desconectar de la agitada vida urbana?, ¿huimos de la rutina?, ¿vamos al encuentro de la naturaleza? Pues preparemos las maletas y pongamos rumbo al
Parque Nacional de New Forest, en el condado de
Hampshire, en el sur de Inglaterra. A poco más de una hora y media desde la estación London Waterloo llegamos a
Borckenhurst para alojarnos en
Little Heathers, un
bed and breakfast en el corazón de New Forest regentado por un matrimonio de policías jubilados que te hacen sentir como en casa y donde pudimos disfrutar de dos de las tradiciones culinarias británicas más profundas: el té de la tarde y el desayuno completo.
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[Little Heathers B&B, en el corazón de New Forest] |
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[Manzanas para hacer compotas, tartas, etc. para quien guste] |
Al llegar a la estación de Brockenhurst, Wendy se ofreció a recogernos en su coche para que no tuviéramos que ir con las maletas por todo el pueblo. Y, además, tuvimos la enorme suerte de llegar a la hora del té. Si bien el té siempre es agradable, bajo la lluvia del noviembre inglés se hace algo imprescindible. Excelente té con una selección de dulces, porciones de tartas caseras y, por supuesto, una de mis debilidades: los
scones (por supuesto, salidos de las manos de nuestra anfitriona, aún tibios) con
cottled cream (de una textura entre nata, crema y mantequilla, no azucarada, cuyo sabor es más parecido a nuestra nata montada --aunque sin montar y sin el dulzor-- que a la crema pastelera o a la mantequilla) y mermelada (también casera) de fresas.
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[Tea time] |
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[Dulces y tartas caseras para el té] |
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[Scones con cottled cream y mermelada] |
Durante los cuatro días que estuvimos allí disfrutamos de un entorno excepcional. Hicimos algunas rutas por el parque nacional, visitamos el museo New Forest Centre, nos acercamos a algunas ciudades cercanas (Lyndhurst, Lymington, Christchurch...) y pudimos descubrir los regalos que el bosque nos hace.
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[De senderismo por New Forest National Park] |
Pero probablemente el mejor momento del día era el desayuno. Para empezar, el comedor daba al jardín de la casa, rodeada de los árboles cuyas hojas nos ofrecían todos los tonos del otoño: verdes, amarillos, marrones, rojos... y ya te hacían empezar el día con buen rollo.
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[El momento del desayuno] |
Pero es que, además, Wendy nos recibía con una sonrisa y un montón de sugerencias para el día: visitas, rutas, paseos... junto a los preceptivos folletos, horarios de transporte, números de teléfono e, incluso, un cuaderno con las recomendaciones de otros visitantes. Durante la conversación, nos preguntaba qué queríamos desayunar (además del surtido de frutas, yogures, galletas, cereales y tartas caseras... cada vez que me acuerdo del
banana bread se me saltan las lágrimas).
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[La mitad del desayuno de Little Heathers] |
Y allá que se iba a la cocina y nos hacía el
full breakfast (personalizado con lo que cada día queríamos) que disfrutábamos junto a café y té recién hechos y zumos naturales. Teníamos de todo: bacon, huevos --tanto fritos como revueltos--, tomate y setas a la plancha, tostadas, salchichas, judías y
hash browns (una especie de tortita hecha con patatas).
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[Frutas de temporada, yogures naturales, cereales y frutos secos] |
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[Preparados, listos... ¡ya!] |
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[Huevos revueltos, hash browns y salchichas] |
Ante semejante panorama no es de extrañar que estuviéramos casi una hora y media cada mañana en la mesa... y que se hiciera imprescindible un buen rato de senderismo y unas largas caminatas por los pueblos próximos.
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