miércoles, 26 de diciembre de 2018

Los estrictos hábitos alimenticios de Sheldon Cooper

Ahora que estamos saboreando los que serán los últimos capítulos de la serie The Big Bang Theory es buen momento para homenajear este serie mítica. Creo, sin temor a equivocarme, que Sheldon, Leonard, Howard, Rajesh, Penny, Bernadette y Amy han ocupado un lugar tan importante en estos años como Rachel, Monica, Phoebe, Joey, Chandler y Ross lo hicieron en la década de los noventa del siglo pasado. Ya hemos hablado de la importancia de la cocina en muchas series de televisión entre las que no podían faltar, por supuesto, The Big Band Theory y Friends.


La cuestión gastronómica no se escapa de las manías del doctor Cooper y, por ende, afecta a todos los personajes, ya que la vida de estos chicos están absolutamente condicionadas por las rutinas y los contratos de Sheldon. De hecho, gran parte de las escenas ocurren en tres lugares: la casa de Sheldon y Leonard, mientras cenan; la cantina de la universidad, mientras comen; el Cheescake Factory, donde trabajó durante mucho tiempo Penny y, durante menos tiempo, Bernadette. En las últimas temporadas, la cocina de casa de Howard y Bernadette también se ha erigido en un lugar recurrente.

Desayunos
Sheldon desayuna unas gachas de avena a diario excepto los sábados, que toma un bol de leche con cereales de trigo sentado en su sitio del sofá mientras ve Doctor Who. Eso sí, es un experto en todo tipo de tostadas, entre las que destacan las que prepara con su tostadora de otra mítica serie: Galáctica, estrella de combate. Esta tostadora "imprime" un zylon en la tostada.


Comidas
Los chicos comen en la cafetería de la universidad y con frecuencia los vemos con unos platos combinados con bastantes verduras, ensaladas y sándwiches, principalmente. Eso sí, difícilmente los veremos llevarse algo a la boca, más bien se dedican a mover los cubiertos y "marear la comida", de lo que debemos culpar al raccord.


Cenas
El gran momento es la cena y ahí es donde Sheldon dirige con mano firme al grupo. Los lunes es día de comida tailandesa (polo satay y fideos fritos para Sheldon, arroz, pad thai para otros personajes); los martes le toca el turno al Cheescake Factory donde Sheldon siempre pide su hamburguesa con queso y bacon (a un lado) aunque no siempre tiene suerte, sobre todo cuando Penny tiene un mal día; los miércoles hay que ir a la tienda de cómics así que la cena se reduce a las tostadas de queso gratinado; los jueves toca pizza aunque, el tercer jueves de cada mes, se puede pedir otra cosa (es el único oasis de libertad en la semana); el viernes es el día de la comida china (¡el pollo siempre cortado en cubitos!)


Otros detalles gastronómicos
Pero tantos episodios nos han dejado otras anécdotas relacionadas con la comida:
  • Penny no es muy buena en la cocina y siempre que hay una ocasión especial la encontraremos preparando espaguetis con salsa de tomate, a los que siempre le acaban encontrando alguna pega. 
  • La madre de Howard no para de comer y de ofrecer comida a su hijo y sus "amiguitos", siempre platos judíos.
  • A Howard, sus compañeros rusos en la misión espacial lo llaman Choco Krispy porque es el desayuno que le está preparando su madre cuando tiene la entrevista previa.
  • Leonard es intolerante a la lactosa.
  • Howard es alérgico a los cacahuetes.
  • Rajesh odia la comida de su país.
  • Penny no controla de comida pero sí de bebida y con mucha frecuencia la vemos bebiendo vino.
  • Raj necesita beber alcohol para poder hablar con chicas.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Boca Llena: alegría, elegancia y buen trato

Lo primero que llama la atención de Boca Llena, en Teatinos, es la cuidada decoración. Elegante, moderno, funcional, acogedor y cómodo. Simultáneamente, es destacable el trato de todo el personal desde el primer momento, un personal atento y formado que, como hemos dicho tantas veces, es imprescindible para que la experiencia gastronómica sea total.


El tercer elemento es un mono, logo del establecimiento que, además, vertebra la carta de una forma simpática: Monerías (tapas y entrantes), El Jardín de los Monos (las ensaladas), Con mono de arroz y Della Mona Lisa (platos italianos), Mono al agua (pescados), Leña al mono (carnes) y El último mono (postres) son las secciones del menú. Unos cuarenta platos a los que se suman las sugerencias del día.


Tres socios --entre ellos el exfutbolista brasileño del Málaga, Welligton-- y un gran equipo en cocina y en sala, son las claves del éxito de este recomendable establecimiento con una propuesta gastronómica para todos los públicos, donde convive lo más tradicional --jamón ibérico puro de bellota, queso manchego de oveja, croquetas de la casa, salmorejo-- con una cocina más contemporánea con toques internacionales --gyozas, ceviches, tartares o tatakis-- y, a medio camino, los platos de toda la vida revisados con un toque más personal, como pueden ser la rusa del mono o, una de las sugerencias fuera de carta que más nos gustó: los nems de rosada frita con lima y guacamole.

[Rusa del mono]
[Nems de rosada]

Otra muestra de la personalidad de la cocina de Boca Llena son las tostas de boquerones con moje manchego, bien especiado y con toques picantes. También fuera de carta aunque, según tenemos entendido, una sugerencia muy habitual, probamos las vieiras con setas y alioli que, a pesar de estar muy buenas, quizá el sabor de la vieira queda un tanto camuflado por sus acompañantes.

[Tostas de boquerones con moje manchego]
[Vieira con setas y alioli]

En esta ocasión, en lugar de un pescado o una carne, teníamos ganas de arroz y nos decantamos por el arroz negro con espuma de alioli, donde destacaba un buen fondo marino y un potente sabor, riquísimo.

[Arroz negro con espuma de alioli]

Entre los postres, elegimos la tarta de manzana --un fino hojaldre templado con manzana delicioso-- con helado de vainilla y la tarta de queso, un clásico muy bien ejecutado.

[Tarta de manzana]
[Tarta de queso]

Teatinos sigue llamando la atención de Málaga en el aspecto gastronómico, con propuestas más que interesantes para que ampliemos nuestro abanico de alternativas. El centro es el centro, pero los barrios --Malagueta, Pedregalejo y El Palo, Cerrado de Calderón, Teatinos, Carretera de Cádiz...-- tienen mucho que decir. ¡Oído!

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Ristorante Maccheroni, icono romano

[Piazza Navona]
Hemos tenido la suerte de volver a Roma hace unas semanas, una de nuestras debilidades por cuanto encierra de historia y de arte y, por supuesto, por lo bien que se come. Si bien la última vez nos quedamos en la zona del Trastevere, en esta ocasión hemos aprovechado para volver a otras zonas de la Ciudad Eterna.

Por esas casualidades de la vida, unos días antes tuve ocasión de hablar con José Alberto Garrido, socio y gerente de KGB y Wendy Gamba, como sabéis, quien me hizo varias recomendaciones de restaurantes y pizzerías, donde él mismo estuvo hacía pocos meses. Entre las sugerencias que nos hizo, hizo especial énfasis en que visitáramos el Ristorante Maccheroni y, aprovechando que queríamos volver a visitar el Panteón y la Piazza Navona, hicimos una reserva para cenar allí.

Esta céntrica zona se caracteriza por sus estrechas calles adoquinadas que se van abriendo a plazas emblemáticas, como las mencionadas Piazza Navona o Piazza della Rotonda, por las que turistas de todo el mundo tratan de inmortalizar con sus cámaras cada rincón, cada fuente, cada escultura, cada edificio... todo salpicado de ristorantes, trattorias, salumerias, pizzerías, osterias o gelaterias donde disfrutar de la mejor gastronomía italiana.

[Panteón de Agripa]

El ristorante Maccheroni es todo un icono de la cocina romana. No en vano descubrimos, mientras preparábamos este artículo, que Michelle Obama eligió este restaurante hace unos años para escaparse a cenar durante la visita a la capital italiana. Situado en la Via delle Coppelle, el restaurante se divide en dos partes: la planta principal y un sotáno, por los que se reparten las mesas en salones íntimos, con decoración rústica y tradicional, paredes con zonas de ladrillo visto y arcos que separan los espacios, creando un ambiente muy acogedor y familiar.


Nos ubicaron en el sótano --nada de cobertura en los móviles, lo que ayudó a que nos concentráramos en la comida y en la tertulia-- por lo que tuvimos ocasión de recorrer los diferentes espacios, desde la barra de la entrada a los diferentes salones, pasando por la cocina abierta donde los cocineros manejaban las sartenes con toda suerte de pasta y salsas, componiendo una magnífica coreografía.


La carta no es demasiado extensa, ni falta que hace: Antipasti, Primi Piatti y Secondi. La estrella indiscutible del restaurante es, cómo no, la pasta. Pasta fresca con ingredientes de gran calidad y buena mano en la cocina. Dimos cuenta de algunas de sus especialidades: fettuccine al tartufo nero, ravioli al fiori di zucca, tonnarelli alla carbonara, maccheroni alla gricia, tonnarelli a cacio e pepe...

[Fettuccine al tartufo nero]
[Ravioli al fiori di zucca]
[Tonnarelli alla carbonara]

También probamos --por recomendación-- la saltimbocca alla romana, otro de los platos más famosos de la cocina italiana, realmente espectacular.

[Saltimbocca alla romana]

Estoy seguro de que no os sorprenderá leer la siguiente frase: los postres son todos caseros y deliciosos. ¡Qué originalidad en la redacción! Compartimos una panna cotta y un tiramisú a cuál más rico.

[Panna cotta]
[Tiramisú]

El personal es muy agradable, capaz de bromear sin perder la corrección. Con amplia experiencia y formación, respondió a todas nuestras preguntas y nos explicó todo lo que quisimos saber. Seguramten haya quien diga que es un lugar ruidoso pero lo que bulle es vida y disfrute de amigos y familiares, romanos y turistas, que comparten mesa, pasta y vino.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Prohobitox: libertad, creatividad e inspiración china

Los orígenes hay que buscarlos en Escandinavia; la inspiración gastronómica, en Asia --principalmente en la cocina china--; y el restaurante, en el centro de Málaga. Bienvenidos a Prohobitox, un restaurante que se autodefine como "Asian crossover" y que destaca por la alta calidad de la materia prima, el buen hacer en la cocina, el mimo en el trato al cliente y el ambiente internacional.

Situado en la calle Juan de Padilla, en el entorno de la plaza de los Mártires, es el sueño de Bianca Braten y el chef Robert Harewood, que cambiaron la fría Oslo por la cálida Málaga para este proyecto que abrió en la capital en verano de 2017. Entre otros, el chef Harewood ha trabajado junto a Michel Roux Jr. en Le Gavroche y a Gordon Ramsey en Aubergine.

[Prohobitox. Terraza]
[Prohobitox. Detalles del interior]

El espacio ha sido diseñado por el estudio malagueño IE2, responsable también de Café de París o de Sergio Megías Gastrobar, entre otros. El interior es muy acogedor: iluminación tenue, cómodos asientos, mesas pequeñas de madera con velas, grandes cortinas que le dan un aire teatral... 

[Carta de Prohobitox]

La carta no es demasiado extensa, como nos gusta, y se divide en Snacks y acompañamientos, Tapas asiáticas, Noodles, arroz y verduras, De los océanos, De la tierra y Postres. Pensamos que destacan las tapas --inspiradas claramente en los dim sum chinos-- y los platos para compartir. Nosotros comenzamos con dos excelentes tapas: croqueta cremosa de arroz con salchichas chinas y mayonesa de wasabi y vieira Sui Mai con vinagreta XO y huevas de pez volador.

[Croqueta cremosa de arroz con salchichas chinas
y mayonesa de wasabi]
[Vieira Sui Mai con vinagreta XO y huevas de pez volador]

Fuera de carta nos sugirieron las navajas picantes a la plancha y, como acompañamiento, donut chino con sal de Sichuan. Sublime.

[Navaja y donut chino]

De la tierra, nos decantamos por unas costillas a la naranja con Kahlua, almendras de Málaga y cacao, un sensacional con base china y productos locales que nos hacían viajar a México: América, el Mediterráneo y la lejana Asia en un mismo plato.

[Costillas a la naranja con Khalua, almendras de Málaga y cacao]

Terminamos la cena con el pulpo a la plancha, arena comestible de Pedregalejo y salsa hoisin. Esta salsa --popular por ser la perfecta pareja de baile del pato Pekín-- combina a la perfección con el pulpo, muy tierno y jugoso. La textura la aportan la tierra junto a la yema de huevo y el sésamo. Uno de los platos de referencia de Prohobitox. Como acompañante pedimos una verduras asiáticas salteadas que nos encantaron: raíz de loto, bok choy y tofu salteados con jengibre, ajo, vinagre de arroz, salsa de soja  y chile rojo.

[Pulpo a la plancha, arena comestible de Pedregalejo y salsa hoisin]
[Verduras asiáticas salteadas]

Nos recomendaron que dejáramos un huequecito para el postre y así lo hicimos. Elegimos el (sorprendente) postre estrella de la casa: tarta tatin de piña, que sorprende por el toque picante que le da el chef con el chile rojo, que potencia el sabor de la fruta, el ron blanco y el helado de yogur. Una brillante forma de cerrar la cena.

[Tarta tatin de piña]

Más que interesante restaurante de cocina fusión asiática en la que destacan los productos de estación al servicio de platos de inspiración china elaborados con criterio, en los que la creatividad del chef son fruto de sus años de experiencia y de una libertad en los fogones que dan como fruto una cocina con gran personalidad.

jueves, 29 de noviembre de 2018

Restaurante Matiz, cocina de calidad que sale del hotel y se abre a Málaga

Desde hace aproximadamente seis meses, Málaga cuenta con un nuevo espacio gastronómico de alta calidad en el centro histórico, en esa tendencia contemporánea de los hoteles por que sus restaurantes, por una parte, tengan un alto nivel y, por otra parte, se abran a la ciudad y no queden reducidos a cocinas de pasta y ensalada para sus huéspedes. Pues bien, en esta línea se encuadra la apuesta del Hotel Molina Lario --cuatro estrellas superior-- y el restaurante Matiz, a cuyos mandos encontramos al chef Marcos Granados, con un recorrido profesional que lo ha llevado a las cocinas de restaurantes tan emblemáticos como Mugaritz (Errentería), Arzak (San Sebastián) o Neichel (Barcelona).

Con espacios diferenciados --barra, sala, patio-- y decoración moderna y acogedora, el local, al igual que la carta (y el propio nombre del restaurante) son enormemente sugerentes y atractivos, anticipando el tipo de platos que vamos a disfrutar. El personal destaca por su cercanía, conocimiento y simpatía, aspectos que, no cabe duda, ayudan enormemente a que la experiencia sea más rica.

[Detalles de Matiz]

Ambiente y cocina se prestan a una comida o cena para compartir. La propuesta gastronómica de Marcos Granados en su Matiz se basa en una cocina mediterránea revisada, actualizada y dotada, en cada plato, de sus matices propios, de detalles que buscan hacer de cada plato un bocado único en el que, sin dejar de reconocer estos sabores de nuestra cocina, también identifiquemos lo que de exclusivos tienen los de Matiz. Productos de temporada, materia prima autóctona y de alta calidad y saber y sensibilidad en la cocina.

La carta clasifica los platos por sus matices (en los tiempos de cocción, en las elaboraciones: matices de aquí, matices de brillo --sin cocción--, matices de tierra --crudos y saludables--, matices de suavidad --cremosas y refrescantes--, matices de tiempo --curados y madurados--, matices de intensidad --marinados y reposados--, matices de mar --de la lonja al paladar, a fuego medio--, matices de calor --salteados y mezclados, a fuego vivo--, matices de lumbre --de la tierra sobre las brasas, a fuego vivo-- y matices de azúcar --cocina dulce y caprichosa--.

Matices de aquí
Un claro ejemplo de lo que decíamos es la ensaladilla rusa con centollo, verduras encurtidas y huevas de salmón que, además, tiene la particularidad de presentarse como una suerte de milhojas, entre láminas de regañás.

[Ensaladilla rusa Matiz con centollo, verduras encurtidas
y huevas de salmón]

El segundo plato que probamos fue un excepcional salpicón de pulpo asado con verduritas, cilantro y toques picantes. Nuestro paladar mental viajó desde nuestra infancia hasta Asia y se dejó sorprender por el toque ahumado del pulpo. Y si de sabores de aquí se trata, no pudimos resistirnos a probar las croquetas de jamón ibérico, con una mayonesa ligera de tomillo.

[Salpicón de pulpo asado con verduritas,
cilantro y toques picantes]
[Croquetas de jamón ibérico con emulsión de tomillo]

Matices de mar, a fuego medio
Continuamos con lomo de bacalao y cebolletas a la brasa con alioli de albahaca y sus brotes. La textura y el sabor de las blanquísimas lascas del bacalao se redondeaban con los aportes crujientes de las verduritas y el frescor del alioli.

[Lomo de bacalao y cebolletas a la brasa con alioli y sus brotes]

Matices de lumbre, a fuego vivo
Para cerrar, optamos por dos carnes: por un lado, taco de presa ibérica a las brasas, manzana osmotizada con anís, puré cremoso de naranja y zanahoria con trigo sarraceno. Un plato elegante y, a la vez, divertido por los diversos toques de sabores y texturas.

[Taco de presa ibérica a las brasas, manzana osmotizada con anís,
puré cremoso de naranja y zanahoria con trigo sarraceno]

Matices de aquí: chivo
Para el segundo plato de carne regresamos a nuestra tierra con estos brillantes canelones de chivo malagueño gratinado, su jugo trufado y portobello a la parrilla, un plato lleno de matices y muy umami que, probablemente, llegue a ser uno de los iconos del restaurante.

[Canelones de chivo malagueño gratinado,
su jugo trufado y portobello a la parrilla]

Matices de azúcar: cocina dulce y caprichosa
Como éramos seis y más de una golosa, no nos complicamos la vida y pedimos los cuatro postres de la carta: selección de frutas cortadas al momento con infusión de agua de azahar, sorbete de pasión y petas zetas. El agua de azahar realzaba el sabor de las frutas de un postre divertido, sabroso y fresco.

[Selección de frutas con infusión de azahar,
sorbete de pasión y petas zetas]

El pastelito de chocolate y café con cereales, canutillos rellenos de crema de almendras y helado de vainilla Bourbon nos evocó los sabores de Italia, recordándonos al tiramisú y al cannoli siciliano, en algo totalmente diferente.

[Pastelito de chocolate y café con cereales, canutillos rellenos
de crema de almendras y helado de vainilla Bourbon]

Galletas rotas con cremoso de praliné de avellanas, espuma de vainilla y chocolate "machacao" es un postre que, al contrario de lo que podría parecer, es sorprendentemente ligero, gracias a la delicada espuma.

[Galletas rotas con cremoso de praliné de avellanas,
espuma de vainilla y chcolate "machacao"]

Y por último, la tartita de frambuesa con sopa de pasión, chutney de piña y enebro y sorbete de yuzu propone un postre de sabores más potentes, ácidos, fuertes y exóticos, brillantemente engarzados.

[Tartita de frambuesa con sopa de pasión, chutney de piña y enebro
y sorbete de yuzu]

El de Marcos Granados es un espacio gastronómico con una propuesta muy pensada, muy bien planteada y mejor ejecutada; que se cuidan los detalles y se trabaja en los matices; y donde descubrimos un altísimo nivel en la cocina salada y en la repostería --algo que no siempre se puede decir-- para hacer que la experiencia destaque en cada plato.