miércoles, 1 de noviembre de 2017

La Viña del Ensanche, 90 años de gran cocina vasca

La Viña del Ensanche es un clásico entre clásicos en Bilbao. No en vano lleva abierto desde 1927 lo que significa --alucinad con mi habilidad para el cálculo mental-- que este año celebran el noventa aniversario de su apertura. Por sus mesas (las originales, nos aseguran... no tenemos por que dudarlo, ¡vive Dios!) han pasado cuatro generaciones de bilbaínos (y algún que otro forastero) para disfrutar de sus selectos ibéricos y de sus pocos-pero-bien-avenidos pintxos, tapas y cazuelitas.

Los tiempos cambian, claro, de ahí que tengamos a La Viña --como es conocida en el Botxo-- en Facebook, en Twitter, en Instagram, en Youtube... pero esa esencia a taberna viva de toda la vida se sigue percibiendo sin esfuerzo. Nada más entrar, las etiquetas rojas de los jamones y embutidos Joselito son un estímulo indisimulable, una motivación extra para buscar mesa o para acodarse en la barra.

[La Viña del Ensanche]

Las paredes están cuajadas de cuadros que enmarcan decenas de postales que los clientes desde cualquier parte del mundo han ido enviando al bar durante todos estos años: historia y vida, pasado y presente de un lugar emblemático y, al mismo tiempo, una forma de dar valor y protagonismo al cliente.

[Historia de La Viña]

Pintxos y tapas en la barra o en las mesas más cercanas a la misma; o menú en las mesas del fondo y en la terraza. Optamos por la primera y dimos cuenta de casi toda su oferta que, como hemos apuntado más arriba, es corta pero selecta --y que tenemos disponible en un plasma que hace las veces de la histórica pizarra--, que se amplía en mesa para quien opte por la comida, que puede elegir entre un menú degustación o a la carta.

[La carta de La Viña]

Comenzamos con un txakolí y con los emblemas del restaurante: la mini sartén de huevo, foie, hongos y puré de patatas --sencillamente imprescindible-- y la tosta de jamón Joselito --calidad ibérica sobre salmorejo--.

[Txakolí]
[Tostas de jamón ibérico Joselito]
[Mini sartén de huevo, foie, hongos y puré de patatas]

Seguimos con otros platos calientes dignos de mención: el pulpo a la plancha con patatas y pimentón de la Vera --punto, temperatura y texturas exquisitas-- y el excelente 720 minutos con Joselito Coppa, cabecero de cerdo ibérico cocinado a baja temperatura y marcado en la plancha, acompañado de una salsa de mostaza y espárragos verdes.

[Pulpo a la plancha con patata y pimentón de la Vera]
[720 minutos con Joselito Coppa]

Y por aquello de ser exhaustivos en la investigación, no dejamos pasar las patatas bravas --patatas en gajos con una salsa no demasiado picante, tal vez el plato menos destacable-- ni la tapa de merluza con pimientos asados: el pescado estaba verdaderamente delicioso, jugoso y bien frito, sobre una cama de pimientos sabrosos que complementaban perfectamente a la merluza.

[Patatas bravas]
[Tapa de merluza con pimientos asados]

Alcemos las copas y brindemos por otros 90 años más de excelencia vizcaína.

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