sábado, 8 de junio de 2019

Gastroletras de Javier Pérez Andújar

La noche fenomenal es una novela muy particular. El equipo de un programa de televisión sobre fenómenos paranormales se ve envuelto en una serie de aventuras en la que nos hallamos con dos dimensiones, con dos Barcelonas... inverosímil, surrealista y sorprendente, con un fragmento gastronómico de esos que nos gustan y que, al leerlo, os daréis cuenta del tono del propio libro. ¿Qué comen los gnomos?
Decía que por fin habían capturado un ejemplar. Al parecer , dos matrimonios lo encontraron en el camino del lago de Bañolas cuando salían al comer al aire libre. Bañolas no es bien bien los Pirineos, pero está en Gerona. Algo es algo. Se ve que vieron moverse una cosa entre las matas, un ser que parecía como un duende, y no de los hombres le echó el mantel encima y lo atrapó. Al principio creyeron que podría ser el reto de algún animal extraño, pero enseguida se dieron cuenta de que se trataba de una criatura ya formada, de unos doce centímetros de altura, con la piel azul y una protuberancia en la cabeza en forma de gorro frigio o de barretina. Tenía los ojos rojos y unas membranas entre los dedos de pies y manos, como los anfibios. El caso es que sobrevivió cuatro días en cautiverio y luego se murió, yo creo que de pena. Le ofrecían toda clase de alimento y no aceptaba ninguno. Pero claro, lo habían metido en una jaula. ¡Qué animales! Soltaron al periquito y encerraron en su jaula a aquel pobre ser. Al principio le daban sobras de la comida. Imagínate, butifarra con judías, escudella, carn d’olla, bull, pan con tomate, escalivada, suquet, patarrellada, calçots, naranjas, fresas, sandía, uvas, canelones al horno, tabulé, pizza, mortadela de olivas, ensaladilla rusa, churrasco de ternera, y dicen que hasta probaron con una onza de chocolate blanco y otra del negro de la marca Elgorriaga. Le cocinaron recetas de la tele; le pusieron agua del grifo y agua embotellada, vino, cerveza, Coca-Cola, café, Sprite, Tang, anís del Mono, Codorniu, y como tampoco aceptaba ese tipo de alimentación le dieron frutos del bosque, moras, frambuesas, arándanos, madroños y otras bayas, avellanas, nueces, hojas de lechuga, habas tiernas, forraje fresco, galletas para perros, latas para gatos, primero de las más baratas, y después de las más caras, pellets para conejos, guisamos de harina para hámsters, barritas de fruta para chinchillas, pienso completo para hurones, preparados Max para ardillas, preparados para iguanas, ratoncillos vivos, caracoles vivos y caracoles guisados con almendra picada, sobres de camarones liofilizados para tortuga, copos y espirulinas para peces de agua dulce, plancton para peces marinos, bolitas para estrellas de mar, el alpiste que había quedado del periquito, un poco de mezcla de linaza y negrillo para canarios, hojas de marihuana, bellota y polen, semillas de adzuki para loros, algarrobas, Ivo... Pero tampoco nada de eso fue capaz de ingerir aquel hombre gnomo. Seguro que amor no le dieron ni un poco.
-- Mucha comida veo yo para solo cuatro días.

[Javier Pérez Andújar,
La noche fenomenal, Anagrama]

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