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martes, 28 de febrero de 2017

Gastroletras de Roald Dahl

Me declaro ferviente admirador de Roald Dahl, divertido, original, irónico, único. Sus libros para niños merecen ser leídos por los adultos: James y el melocotón gigante, Matilda y, sobre todo, el protagonista de las gastroletas de este mes: Charlie y la fábrica de chocolate, llevada al cine por Tim Burton en 2005, con Johny Depp de protagonista. El gran éxito de Dahl residió en que escribía de tú a tú a los niños, sin tratarlos como seres inferiores, inexpertos ni tontos.

¡Cuántos fragmentos podríamos recuperar de la novela publicada por Roald Dahl! Y con cuál salivaríamos más, nos relameríamos más... con cuál nuestra imaginación volaría más... pero como solo puedo elegir uno, me quedo con la maravillosa descripción de lo que suponía el chocolate para Charlie y cómo era capaz de hacer que una chocolatina durara un mes:
Por las mañanas, al ir a la escuela, Charlie podía ver grandes filas de tabletas de chocolate en los escaparates de las tiendas, y solía detenerse para mirarlas, apretando la nariz contra el cristal, mientras la boca se le hacía agua. Muchas veces al día veía a los demás niños sacar cremosas chocolatinas de sus bolsillos y masticarlas ávidamente, y eso, por supuesto, era una autentica tortura. 
Sólo una vez al año, en su cumpleaños, lograba Charlie Bucket probar un trozo de chocolate. Toda la familia ahorraba su dinero para esta ocasión especial, y cuando llegaba el gran día, Charlie recibía de regalo una chocolatina para comérsela él solo. Y cada vez que la recibía, en aquellas maravillosas mañanas de cumpleaños, la colocaba cuidadosamente dentro de una pequeña caja de madera y la atesoraba como si fuese una barra de oro puro; y durante los días siguientes sólo se permitía mirarla, pero nunca tocarla. Por fin, cuando ya no podía soportarlo más, desprendía un trocito diminuto del papel que la envolvía para descubrir un trocito diminuto de chocolate, y daba un diminuto mordisco justo lo suficiente para dejar que el maravilloso sabor azucarado se extendiese lentamente por su lengua. Al día siguiente daba otro diminuto mordisco, y así sucesivamente. Y de este modo, Charlie conseguía que la chocolatina de seis peniques que le regalaban por su cumpleaños durase más de un mes. 
[Roald Dahl, Charlie y la fábrica
de chocolate
, Alfaguara]

.... Lectura absolutamente deliciosa, enormemente recomendable para grandes y pequeños. Diviértete, sueña, disfruta con Charlie y el señor Wonka. ¿No puedes esperar? Empieza a leerlo ya.

martes, 21 de febrero de 2017

Glosario gastronómico. Esferificaciones, caviares, tierras y geles

En esta nueva entrega del glosario gastronómico --que, además, es la entrada número 100 de este blog-- cerramos, de alguna forma, una trilogía de nuevas técnicas de cocina. Tras las espumas y aires, por una parte, y la cocina a baja temperatura y cocina al vapor, por otra, nos ocuparemos de las esferificaciones, el falso caviar, las tierras y los geles, cuatro elaboraciones que llegaron de la mano de Ferrán Adrià y su revolución de la cocina molecular y con las que nos hemos ido familiarizado poco a poco. Te invitamos a que nos acompañes para entenderlas mejor.

Esferificaciones
La técnica consiste en aplicar alginato sódico procedente de las algas y el cloruro cálcico en ciertas proporciones con el objeto de provocar la gelificación parcial del líquido, y que éste acabe poseyendo diversas formas. La idea es disolver el alginato en el zumo por una parte, mientras que se elabora una disolución de cloruro cálcico en agua por otra. La técnica para generar formas similares a las huevas consiste en poner la mezcla de alginato y zumo en un recipiente como jeringuillas, tubos, pipetas, etc., y verter poco a poco gotas sobre la disolución de cloruro cálcico.

Al entrar en contacto la disolución con alginato la superficie del líquido se gelatiniza, y provoca el “encapsulado”; del líquido en forma de esferas. El alginato cálcico debe poseer una acidez lo más cercana a PH6 para que gelatinice. En algunas ocasiones es necesario reducir artificialmente la acidez del líquido.

[Esferificación de oliva,
en La Taberna 1900 de Albert Adrià]
[Postre con esferificaciones de gin tonic,
en ABaC de Jordi Cruz]

Se suele dividir el proceso de esferificación en dos categorías:

Esferificación básica. Es la aplicación del espesante alginato al líquido que se desea esferificar y que mediante la acción de la disolución delcloruro cálcicoproduce la gelificación y la forma de esfera.

Esferificación inversa. Se define como la aplicación inversa de la anterior, si el líquido que se desea esferificar contiene calcio (por regla general cualquier lácteo), en este caso se sumerge en una disolución de alginato. Pero si el líquido no posee calcio y se le añade gluconolactato de calcio puede procederse de igual forma mediante este proceso inverso.
En resumen: gluconolactato de calcio+líquido se introduce en disolución de alginato. Baño: alginato 5 gramos/litro de agua. 
Si se necesita aportar calcio: gluconolactato de calcio (20 gramos por kilo de ingrediente).


Falso caviar con agar-agar
El falso caviar de agar-agar es una aplicación de los hidrocoloides en la cocina molecular, que consiste en moldear una gelatina termoirreversible dentro de un líquido inmiscible, imitando huevas de pescado. El agar-agar es un poderoso gelificante en polvo obtenido de algas marinas, que gelifica a temperatura ambiente y la gelatina obtenida admite ser calentada posteriormente sin licuarse.

Las esferas se forman naturalmente, debido a que la tensión superficial de los líquidos, tiende a estabilizar las gotas adoptando una forma esférica que es la que reduce la energía interna. Como el agar-agar gelifica a los 35ºC, al dejar caer gotas en un líquido inmiscible a menor temperatura se enfriarán inmediatamente y tomarán la forma esférica por la tensión superficial, ya que el líquido contenedor no impone la forma (al revés de lo que ocurre cuando está en un recipiente que toma la forma del mismo). Por esta razón es que se usa un aceite frío en un recipiente hondo, para que al caer las gotas de la base acuosa con el gelificante tengan tiempo de formar las esferas antes de llegar al fondo, ya que de lo contrario si el volumen del aceite no es suficiente, las gotas llegarán al fondo por gravedad y se aplastarán sobre el mismo, no logrando hacer unas esferas perfectas. La altura de aceite recomendada es de unos 5 centímetros. También es conveniente llevar el recipiente a la nevera una media hora antes de empezar a elaborar el falso caviar.

[Gazpachuelo de pil-pil con gamba roja y falso caviar
de piparra, en Dani García Restaurante]

Caviar de naranja
150 g. zumo de naranja

2g. agar-agar (1,3%)

Disolver el agar-agar en frio en el zumo.
 Llevar a ebullición y mantener un par de minutos.
 Dejar enfriar hasta unos 40-45ºC. 
Rellenar la jeringuilla e ir echando en gotas sobre el aceite enfriado previamente en la nevera. Sacar el falso caviar del aceite con ayuda de la cuchara perforada.

Tierra
La maltodextrina es una de las moléculas que componen el almidón y que tiene una característica muy especial: en lugar de actuar como humectante tradicional atrayendo el agua, hace lo mismo pero con grasas. En otras palabras, si mezclamos un aceite con maltodextrina suficiente, esta secará el aceite y conseguiremos un polvo o unos gránulos. Pero la maltodextrina es también altamente soluble en agua por lo que al poner esta mezcla en contacto con la saliva de nuestra lengua, se libera rápidamente la grasa, consiguiendo primero un efecto sorpresa (el comensal no espera este tipo de sensación procedente de una mezcla en apariencia seca) y luego la reacción positiva que tenemos la mayor parte de seres humanos al paladear una grasa untuosa.

La maltodextrina es muy ligeramente dulce, pero se podría decir que es prácticamente insípida por lo que podemos experimentar mezclándola con grasas tanto dulces como saladas.

[Tierra de chocolate
en Sollo, de Diego Gallegos]

Es un ingrediente muy utilizado en la industria de comida preparada, barritas de desayuno por sus características estabilizantes y capacidad de retener las grasas para luego liberarlas inmediatamente en el momento de la ingesta. Es además un potente secante.

También es un complemento alimenticio utilizado por deportistas por su contenido energético y su capacidad para hacer subir de forma rápida los niveles de azúcar en sangre.

Se presenta en forma de polvo blanco y puede proceder de cualquier planta rica en almidón, aunque posiblemente la más común sea la de tapioca. La cantidad a usar dependerá del tipo de maltodextrina que tengamos, pero sugiero empezar poniendo en un cuenco la mezcla grasa de partida (un aceite aromatizado o una mantequilla de cacahuetes, por dar dos ejemplos) para luego ir añadiendo maltodextrina mientras mezclamos y parando cuando llegamos a la textura deseada.

Gel
Los gelificantes son las sustancias con la capacidad de crear geles. Un gel está compuesto por dos fases (sólido-líquido) que le aportan una densidad similar a los líquidos, sin embargo su estructura se asemeja más a la de un sólido. Las sustancias gelificantes se usan desde hace mucho tiempo en la cocina y son principalmente el almidón (y sus derivados) y la gelatina (de origen animal o vegetal).

La gelificación básica (gelatinas) comenzó en la cocina clásica a través de las colas de pescado, por las que se obtenía gelatina fría, con el tiempo se empezarían a desarrollar gelatinas a base de extractos de algas (especialmente algas rojas). Estos extractos mezclados con el líquido nos dan diferentes texturas de gelatina como por ejemplo: gelatina caliente.

La evolución de los gelificantes ha sido una pieza clave en la denominada cocina molecular. Nosotros nos vamos a centrar en la goma xantana.

[El plato cañaílla y jalapeño de Aponiente, de Ángel León,
con un gel de base]

La característica principal de la goma xantana es su capacidad para modificar la consistencia de los alimentos gracias a su acción espesante. Permite también crear salsas sin calentar los alimentos, que pueden así preservar todo su sabor. La goma xantana proviene de una bacteria, un polisacárido de origen vegetal obtenido por fermentación de azúcares del almidón del trigo. Se disuelve en frío o en caliente y se tiene que batir con varilla o túrmix hasta que espese. Resiste bien la congelación y descongelación. También actúa como estabilizante, evitando la sinéresis (pérdida de agua) de algunos hielos. Retrasa la formación de cristales en la congelación. Junto con un emulsionante como la lecitina puede elaborar espumas en el sifón.

Una dosificación orientativa para el de xantana podría ser la siguiente:
- A partir de unos 2 g por litro se obtiene una consistencia de salsa
- A partir de unos 3 g por litro: estabiliza sólidos dentro de líquido.
- A partir de unos 5 g por litro textura muy viscosa.

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Ir al índice del Glosario gastronómico del chef David Minaya.

jueves, 16 de febrero de 2017

Qué hacer y qué no hacer cuando comemos sushi (lo dice Jiro, no yo)

Las pasadas Navidades me regalé un librito delicioso --por el contenido, por el formato, por el autor-- llamado Sushi: Jiro Gastronomy, del gran sushiman Jiro Ono, protagonista de un impresionante/imprescindible documental que, probablemente, ya hayáis visto mucho de vosotros y que, si no lo habéis hecho, os recomiendo fervientemente: Jiro, dreams of sushi.

Jiro Ono, toda una leyenda, pasa por ser uno de los máximos exponentes --si no el más grande-- de la cultura gastronómica japonesa y, especialmente, del sushi, con su emblemático restaurante en la estación de metro de Ginza en Tokio, el Sukiyabashi Jiro.

[Jiro Ono]

Pero volvamos al libro. Esta pequeña joya tiene tres partes: la primera presenta las piezas de sushi que componen el menú del restaurante (preciosas fotos acompañadas de breves, comprensibles e ilustrativas descripciones), la última con toda la información sobre el local (contacto, reserva, precio...) y, la más interesante: las indicaciones de Jiro para degustar el sushi. Al leerlas nos vamos dando cuenta de lo que hacemos bien, lo que hacemos mal, los porqués de las recomendaciones del chef Ono, lo que no se nos habría ocurrido jamás hacer...

Probablemente, lo que más sorprende es que comer sushi es tan sencillo tan sencillo que es inexplicable la cantidad de errores que cometemos al hacerlo. Pero, claro, nadie nace sabiéndolo todo. Ahora sí, Jiro lo ha hecho y nos toca a nosotros dejar de cometer los errores habituales.

[Lectura imprescindible para los amantes del sushi]

Antes de empezar con las recomendaciones que hace Jiro Ono para comer sushi, os dejo alguna información curiosa e interesante que he extraído del libro:
  • El origen del sushi está en la era Edo y surgió como una comida informal que se comía en puestos callejeros. Es decir, comenzó como streetfood de los siglos XVII-XIX.
  • Se prepara, se sirve, se come rápido. Si lo que se prefiere es charlar mientras se comparte un sake con algo de comer, el sushi no es la mejor opción.
  • Los palillos tienen una medida de 7 sun 5 bu, es decir, unos 23 centímetros o, según dicen, la distancia que hay entre el codo y la muñeca. Para comer sushi (o tempura), el chef se coloca cara a cara con el comensal, a 3 shaku de distancia. 
  • Se define el sushi como un templo portátil.

¿Con palillos o con la mano?
Para muchos, la primera recomendación será sorprendente: Jiro sugiere levantar las piezas y comerlas usando las manos en vez de los palillos. El arroz se ahueca a fin de que entre aire y, por tanto, la pieza es muy delicada y seremos más sensibles si utilizamos los dedos en vez de los palillos (con los que se hace más presión) y, de ese modo, mantendremos intacta la composición.

[Imagen de la web del Sukiyabashi Jiro]

Uso de los palillos
Pero no está prohibido el uso de los palillos, ni mucho menos. Eso sí, para levantar la pieza deben colocarse los palillos paralelos al plato, no desde arriba, sujetándola por los lados. Haciéndolo del modo correcto, la pieza no se deshará. Jiro dice que no pasa nada si comes con las manos o con los palillos --llamados rikyubashi-- porque "cuando usamos uno de estos palillos para este fin, Dios usa el otro".

[Imagen de la web del Sukiyabashi Jiro]

Delicadeza
Ya estamos viendo el respeto con el que hay que degustar el sushi y la delicadeza con la que hay que levantar las piezas de la bandeja a la boca. En el caso de que tenga un topping de huevas, es imprescindible que no se caiga ninguna de ellas, por lo que de nuevo usaremos las yemas de nuestros dedos como principal herramienta para agarrar la pieza por los laterales.

[Imagen de la web del Sukiyabashi Jiro]

La salsa de soja
El tema de la salsa de soja siempre ha sido muy controvertido y muchas personas hacen un mal uso --un uso excesivo-- de este condimento. Jiro dice que "si por algún motivo, el sushiman no ha dado un brochazo a la pieza con salsa de soja", podemos hacerlo nosotros mismos utilizando. Para ello, cogeremos con los palillos un poco de jengibre encurtido y lo mojaremos en la salsa, usándolo como un brocha para pintar la pieza por la parte superior. Además, abunda en las ideas ya conocidas de que nunca se debe empapar la pieza en soja ni tampoco mojarlo por el arroz porque se deshará.

[Imagen de la web del Sukiyabashi Jiro]


Jengibre y té
El sushiman Ono insiste en que utilicemos el jengibre encurtido o shoga para limpiar nuestro paladar entre pieza y pieza y para eliminar la grasa del pescado. Advierte, eso sí, de que mucha cantidad "nos quemará el paladar". Asimismo, el té es la mejor bebida para acompañar el sushi y para realizar la labor de limpieza del paladar aunque, para quien no le convenza esta bebida, admite el agua.

[Imagen de la web del Sukiyabashi Jiro]


Tratamiento de las piezas
Cuatro advertencias/consejos/tentaciones más: nunca darle la vuelta a una pieza de nigiri. En principio, podríamos pensar: ¿para qué darle la vuelta? Alguna vez he escuchado la leyenda urbana de que hay que darle la vuelta al sushi para que el pescado esté en contacto con la lengua en el momento. Pues no, Jiro explica que la sensación en boca sería muy extraña por la diferencia de temperatura entre la lengua y el arroz. Por otro lado, uno de los mayores insultos a un sushiman es separar el topping del arroz... ¡¿a quién se le ocurre?! Tampoco partir el sushi en dos: cada pieza mide unos 6 centímetros por lo que entra perfectamente en la boca completa. Y finalmente, algo muy interesante: no dejar descansar/reposar la pieza de sushi en la bandeja. Debe ser comida nada más la toque: del chef a la bandeja, de la bandeja a la boca.

[Imagen de la web del Sukiyabashi Jiro]

viernes, 10 de febrero de 2017

Soca: continúa el viaje Málaga-Asia

Desde que Alejandro Salido y Rui Junior coincidieron en Asako se han mantenido coherentes y fieles a una idea de propuesta gastronómica: la fusión de cocina mediterránea y asiática, y más concretamente, japonesa. Málaga ha tenido mucha presencia de ese concepto en los últimos años: Asako, Tapadaki, Óleo, Misuto y, desde hace unos meses, Soca. En esta ocasión, se unen al proyecto Joanna Coghlan y Jesús Segovia, y el lugar escogido calle Carretería, aportando un innegable toque de calidad al resurgir de esta céntrica e histórica vía malagueña.

[Soca, en calle Carretería 54]
[Preparado para tanto unas tapas como para unas piezas de sushi]

El local es elegante, acogedor, de ambiente agradable. Una pequeña barra, cocina a la vista y mesas pequeñas donde compartir unas raciones. Abrimos boca --o como dicen ellos, "abrimos Soca"-- con una riquísima ensaladilla rusa.

[Ensaladilla rusa de Soca]

Nos dejamos aconsejar por algunos platos fuera de carta como las croquetas de gambas con mayonesa de rocoto, muy ricas las primeras y salsa suave aunque a nuestro pareces, escaso del picante que se espera del pimiento picante peruano.

[Croquetas de gambas con mayonesa de rocoto]

Además del nigiri de solomillo trufado --primo cercano del de Óleo: considerablemente más pequeño pero muy sabroso--, seguimos confiando en las recomendaciones de Joanna y probamos unas piezas de uramaki de crema de queso, setas y trufa. Si bien el sabor a trufa del solomillo era delicado, en el uramaki tenía más presencia y llegaba a camuflar a la crema de queso. 

[Uramaki de crema de queso, setas y trufa]

[Nigiri de solomillo trufado]

Con el siguiente bocado hicimos un viaje a China de ida y vuelta en un pan bao estilo serranito. El pan bao --o gua bao-- es un panecillo al vapor de origen taiwanés muy de moda en los últimos años en occidente en el que presentan su versión del serranito en la que los pimientos fritos aparecen en mayonesa, junto a la carne, el jamón serrano y el huevo frito de codorniz. 

[Pan bao al estilo serranito]

Rematamos con uno de los platos estrella de Soca que, todo sea dicho, ya nos entró por los ojos nada más echarle un primer vistazo a la carta: vieira plancha, setas, papada y crema de huevo frito trufada. Tal ver decir que nos decepcionó sea decir demasiado pero no llegó a satisfacer nuestras expectativas del todo. Es muy probable que estuvieramos ya saturados de trufa --¡tres platos casi seguidos con el mismo sabor dominante!-- y la potencia del hongo hacía que fuera imperceptible el sabor de la crema de huevo frito. 

[Vieira plancha, setas, papada y crema de huevo frito]

Carta de postres
Si bien la vieira plancha nos dejó un tanto fríos, los postres nos sorprendieron muy gratamente. Optamos por la ganache de chocolate, helado de mandarina y sopa fría de fruta de la pasión: texturas, contraste de temperaturas, sabores ácidos y amargos. Todo un acierto. Por cierto, la ejecución de la quenelle es absolutamente perfecta

[Ganache de chocolate, helado de mandarina
y sopa fría de fruta de la pasión]

El segundo postre también fue excelente: la tarta de queso estilo Soca, como escribió Enrique Bellver, está por encima de la media. Muy casera, muy sabrosa, sin ninguna tontería y con una suave crema de caramelo salado. Y, como complemento, otra perfecta quenelle de helado de frutos rojos.

[Tarta de queso estilo Soca]

Soca, indudablemente, ha llegado para quedarse. En un centro histórico súper poblado de todo tipo de locales gastronómicos --de todo tipo, de toda calaña--, Soca acabará por ser un must para malagueños y visitantes, en el que se irán reconociendo tanto los sabores locales como la personal cocina de Alejandro Salido.

viernes, 3 de febrero de 2017

Osteria Angelino: la cocina de la familia romana

"Osteria Angelino, dal 1899": ¿cómo se os queda el cuerpo? Pues sí, con más de un siglo de historia, de experiencia y de buen hacer, esta osteria --o casa de comidas italiana-- que comenzó su andadura el último año del siglo XIX en Roma, desembarcó hace unos cuatro años en Málaga (2013), el segundo de los cuatro restaurantes que ahora tienen --posteriormente llegarían los de Milán y Lima, ambos en 2014-- en su intención de hacer llegar la comida tradicional romana a todo el mundo. Los embajadores de la Ciudad Eterna: la familia Antonelli.


Abrieron en calle Mariblanca, en el local que actualmente ocupa Alexso, y a finales del año pasado se mudaron al entorno de la catedral, a calle Pedro de Toledo, a un establecimiento más amplio y luminoso y con un tremendo encanto.

[Detalles del interior del restaurante. Fotos de la página web]

Una carta breve y concisa: antipasti, primi piati, secondi piati, dolci con platos llenos de tradición, de sabores contundentes, productos frescos de mercado local junto a otros auténticamente romanos para disfrutar de una cocina familiar y popular. Y varias recomendaciones del día. Fuera de carta hemos disfrutado, en diferentes ocasiones, de mozarella de leche de búfala, pasta larga con pez espada o ravioli rellenos de ricotta con salsa de pera y canela. Es muy recomendable dejarse convencer por las sugerencias del día.

En nuestra última visita comenzamos con uno de sus aperitivos estrella, el caramelle d'Angelino, a base de queso scamorza y panceta, una forma excelente de abrir boca. Untamos una rebanada de pan con el queso y la panceta: en la simplicidad está el deleite.

[Caramelle d'Angelino]

Los platos de pasta son sensacionales: pasta casera, salsas riquísimas, ingredientes de calidad, sabores caseros. Os dejamos algunos de los que hemos probado en nuestras visitas.

[Tonnarello cozze e pecorino romano]
[Spaghetti alla gricia]
[Bucatini all'amatriciana]
[Ravioli con salsa de pera y canela]

De los dulces, sin duda los más populares son el tiramisú y la panna cotta --ambos espectaculares-- pero también es bueno escuchar qué proponen fuera de carta: en nuestro caso, últimamente hemos disfrutado de unos cannoli siciliani, con su relleno de ricota y chocolate.

[Cannoli siciliani]
[Panna cotta con frutos rojos]

Es un auténtico lujo poder disfrutar de este rincón romano en Málaga. Un excelente modo de romper con muchos de los estereotipos que tenemos marcados a fuego sobre la cocina italiana y descubrir nuevos y potentes sabores, más allá de la bolognesa o la carbonara.