La cosa se pone seria en Palodú, cuya constante evolución hace que la experiencia gastronómica que se vive allí no solo nunca defraude sino que cada vez sea mejor, más completa. La inquietud y la ambición de de
Cristina Cánovas y Diego Aguilar es su principal aval, de la mano de su humildad y de su enorme su trabajo. Si a eso sumamos la mejora también constante de la sala y de la bodega y el nuevo aspecto del restaurante, fruto del esfuerzo de todo el equipo, entenderán por qué nos fascina este pequeño lugar de Teatinos.
Renovación
Hace unos meses Cristina y Diego nos sorprendieron con una renovación casi integral del local, que ha mejorado ostensiblemente. Paredes empapeladas con gusto, decoración en dorados y bronces, sillas comodísimas, nuevo menaje e infinidad de detalles que dan pistas de la evolución de gastrobar a restaurante con mayúsculas. Las mesas de la terraza también han cambiado y ya no hay esa diferencia de antaño. Hasta el baño ha cambiado... ¡y qué cambio! El espacio es mucho más elegante y no ha perdido ese punto que tanto nos gusta: ver a Diego y Cristina trabajando en la cocina atentos a lo que ocurre en la sala.
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[Imagen del "nuevo" Palodú] |
Cortesía
Pero no solo ha sido un cambio por fuera sino que ha habido cambios en la cocina. Es más, podríamos afirmar que la evolución gastronómica es la que ha pedido a gritos el cambio en el local para dotar de coherencia la propuesta de Palodú. Uno de los cambios lo encontramos en el detalle del aperitivo de cortesía --
torreznos con salsa bearnesa, migas picantes--, llenos de creatividad y siempre divertidos, sugerente avanzadilla de lo que está por venir.
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[Aperitivo: migas picantes] |
Clásicos contemporáneos
En estos años de trayectoria, Palodú ha conseguido que muchos de sus platos se hayan convertido en clásicos contemporáneos de la gastronomía malagueña: sus fascinantes
patatas bravas, los
fideos tostados con sepietas, el
risotto de setas y muslito de pavo o el guisito de jibia, salchicha de pavo y haba de soja --ay, esas recetas de las abuelas-- son claros ejemplos de ello.
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[Patatas bravas] |
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[Fideos tostados con sepietas] |
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[Risotto de setas y muslito de pato] |
Como también lo son el
pan de cristal de boquerón, pasta de aceituna manzanilla y piparras o el de salmón, queso cremoso, miel trufada y eneldo, la
ensaladilla rusa y huevo marroquí o el
mollete de pluma ibérica teriyaki y mozarella.
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[Pan cristal de boquerón, pasta de aceituna manzanilla y piparras] |
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[Mollete de pluma ibérica teriyaki y mozarella] |
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[Ensaladilla rusa y huevo marroquí] |
Los lujos fuera de carta
Pero es en las sugerencias semanales donde se atisba el futuro: una clara opción por el producto de gran calidad y por mirar al mercado --por una parte-- y las ganas de seguir explorando técnicas con el único propósito de ensalzar aquellas materias primas. En nuestras últimas visitas nos hemos encontrado unas fabulosas ortiguillas --puro mar-- delicadamente fritas, unas espectaculares conchas finas con caldo de pollo y dashi, un foie ecológico con peras al pacharán o una mojama de presa ibérica que son, verdaderamente, palabras mayores.
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[Ortiguillas] |
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[Conchas finas con clado de pollo y dashi] |
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[Foie ecológico y pera en pacharán] |
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[Embutido de presa ibérica] |
Placeres
La carta de Palodú está cuajada de platos inolvidables --en presentaciones y montajes cada vez más estéticos y consecuentes-- entre los que el
tiradito de gamba blanca nos tiene enamorados con una leche de tigre en la que conviven en un equilibrio perfecto cerca de una veintena de ingredientes. Del mismo modo, aquel pulpo a la brasa sobre puré de patatas se ha hecho mayor de edad, convirtiéndose en un
pulpo al vacío, alga kombu y cristal de soja, fascinante.
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[Tiradito de gamba blanca] |
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[Pulpo al vacío, alga kombu y cristal de soja] |
No nos cansamos de visitar a Diego y Cristina y dejarnos sorprender. Es un auténtico placer ser tan bien recibidos por todo el equipo y compartir un par de horas con ellos para disfrutar de una --de otra, de tantas-- noche para el recuerdo. Y estamos deseosos de compartir un futuro que apunta verdaderamente lejos y verdaderamente alto.