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jueves, 24 de mayo de 2018

La Luz de Candela: slow food y mucho mimo

"La Luz de Candela quiere trabajar con los productores locales para proponeros una cocina mediterránea de temporada de calidad y asequible", leemos en su página web. "Somos un restaurante con filosofía slow food y tenemos propuestas fuera de carta según mercado", nos cuentan al darnos la bienvenida. Los hermanos Dusser han conseguido que su local, paso a paso y por medio del boca-oreja, se haga un sitio y brille como una opción diferente a lo que ofrece el centro de Málaga", escribía Esperanza Peláez hace un par de años en Málaga en la mesa.

Ahora es nuestro turno de contar nuestra experiencia y debemos empezar reconociendo que ya el nombre nos atrapó desde el principio y que hemos tenido pendiente una visita para conocer la propuesta gastronómica slow food que Charlie Dusser y Mathieu Dusser tienen preparada para Málaga.

[La Luz de Candela. Exterior]

Ubicado en la céntrica y empinada calle Dos Aceras el restaurante puede pasar desapercibido si no le prestamos la atención debida, lo cual sería un grave error. Al abrir la puerta y poner un pie en el local ya se percibe que aquí el ritmo es diferente y que las pulsaciones bajan. Decoración sencilla y muy acogedora, con una zona de sofás y sillones para un aperitivo o un picoteo y la parte del comedor con una decena de mesas listas para que te sientes y disfrutes.

[La Luz de Candela. Detalles del interior]

Aunque te hagan entrega de la carta, déjate aconsejar, escucha lo que te cuenten, que saben mucho y saben contarlo bien. Del mercado a la cocina, de la cocina a la mesa, con mucho mimo. Nos encandiló la forma de transmitir lo que hacen, porque lo hacen con pasión y con respeto. Hay detalles que dicen mucho: una de las propuestas era un jamón ibérico de la Dehesa de los Monteros, en la Serranía de Ronda y para que conociéramos más el producto nos dejaron un ejemplar de la revista Beef con un reportaje sobre dichos jamones. Otro detalle: tras contarnos en qué consistía la sopa del día, aprovecharon que otra mesa la había pedido para acercárnosla para que la viéramos.


La carta es breve y consta de cuatro platos de verduras, cuatro de pescado, cuatro de carne y cuatro postres. Nada más... pero nada menos. Pero, claro, además tenemos las sugerencias del día, lo que el mercado diga... y al mercado hay que escucharlo.

[Carta]

Comenzamos por uno de los platos estrella de la carta: el carpaccio de rodaballo, emulsión de aceite de oliva, miel y limón, un plato que representa muy bien la filosofía del restaurante: gran producto, elaboraciones sutiles y elegantes y una buena cantidad de matices por descubrir.

Nos dejamos convencer --sin mucha resistencia, todo hay que decirlo-- para probar una de las recomendaciones del día: alcachofas confitadas con almejas y hummus a las que, por si fuera poco, estaban acompañaban por salicornias y unos puntos de mermelada de tomate para aportar nuevas y sorprendentes notas al plato.

[Carpaccio de rodaballo,
emulsión de aceite de oliva, miel y limón]
[Alcachofas y almejas con hummus]

Continuamos con otro de los platos de referencia de La Luz de Candela: vieira flambeada anisada, fondue de tomate, alcaparras y mantequilla. Elegancia, equilibrio y sabor en una vieira perfectamente marcada y tiernísima, con unos acompañante que no enmascaraban el sabor del molusco pero lo hacían más divertido.

[Vieira flambeada anisada, fondue de tomate,
alcaparras y mantequilla]

Y si disfrutamos de los productos del mar, no desmereció un ápice el secreto ibérico confitado durante dos o tres horas y sellado en miel especiado, patatas panaderas, jugo de jamón e higos. Espectacular, sin más.

[Secreto ibérico confitado y sellado en miel especiado,
patatas panaderas, jugo de jamón e higos]

Cuentan con una breve pero interesante selección de vinos. La primera parte de cena la hicimos con un Vega del Geva Crianza 2015, D.O. Sierras de Málaga, de Álora, de sabor intenso y notas de frutas rojas. Y completamos con un Alidis 6 meses en barrica (D.O. Ribera del Duero), en el que se aprecia el equilibrio entre fruta y madera de roble.


De postre nos decantamos por la tarta de queso sin tarta: un cremoso de queso tipo Philadelphia con nata montada, virutas de chocolate, tierra de galletas y dulce de leche, es decir, una suerte de tarta de queso deconstruida de sabor intenso, muy cremosa y no excesivamente pesada.

[Tarta de queso sin tarta]

Invitación de la casa, a modo de digestivo, un vino dulce que, según nos contaron, en el dejan macerar con frutos secos y orejones de albaricoque.

[Vino dulce]


La Luz de Candela es uno de esos rincones donde uno puede refugiarse, apearse de la rutina que nos devora y reunirse con amigos a disfrutar de una buena comida en un ambiente cálido, familiar y cercano. Es uno de esos lugares escondidos que a uno le encanta poder descubrir a su gente y a los que volver para escuchar lo que dice el mercado, gracias a la labor de estos hermanos franceses que optaron por asentarse en Málaga para hacernos disfrutar de los sabores del mediterráneo sin prisa.

1 comentario:

  1. Muy interesante.. con una buena puesta en escena y buenos platos..la crónica genial como siempre..

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