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domingo, 22 de marzo de 2020

Palabralogía gastro (1)

Virgilio Ortega, licenciado en Filosofía y Letras y director editorial de casas tan prestigiosas como Salvat, Plaza y Janés y Planeta DeAgostini, es autor de Palabralogía: la vida secreta de las palabras, una obra de divulgación en el que encontramos un ameno recorrido por la etimología de las palabras pero, a diferencia de otros trabajos de este tipo --que suelen ser diccionarios--, el autor los presenta histórica y temáticamente. Hemos rescatado para esta entrada algunos fragmentos que consideramos que pueden ser interesantes para los amantes de la gastronomía, por curiosos y sorprendentes.
En la antigua Grecia, pyramis era un tipo de pastel de harina de trigo (esta harina era pyrós, en griego) que tenía forma piramidal, por lo que los griegos, cuando vieron aquellos gigantescos pastees, no tuvieron otra ocurrencia que, por su analogía formal, llamarlos 'pirámides'.
Sueltan en la arena animales locales tan "pacíficos" como los jabalíes o los osos o bien animales exóticos como leones, panteras y tigres, y salen de cacería tras ellos con cazadores (venatores) que intentan matarlos a caballo o bien a pie con perros y armados con lanzas. Claro que también puede suceder lo contrario: lo del cazador cazado. El cazador sería su merienda (merenda es la comida extra 'que se ha merecido', por lo que se puede hacer entre horas).
 
Son los espectáculos de animales versus hombres. Digámoslo enseguida: los "juegos" en los que los animales se comen a los hombres. Antes de que se nos revuelvan las tripas, nos tomamos un tentempié, un piscolabis, latinajo que ha debido de crear un bromista barriobajero en latín macarrónico formando el futuro de un supuesto verbo piscolare para decir 'comer muy poco', 'comer una pizca', que, a su vez, vendría de pellizcar, 'coger entre el pulgar y el índice', como cuando pellizcas a un infante para hacerle cosquillas o cuando pellizcas las cuerdas de un instrumento en un pizzicato musical.
Pero ya estamos nerviosos por entrar. El espectáculo es gratis (gratis datum, 'dado de balde', graciosamente): ¡no va a pagar un civis, un ciudadano romano, con derecho de ciudadanía! No solo eso: además hay distribuciones gratuitas de comida. Por eso se habla (Juvenal) de "panem et circus"; no solo de circenses (espectáculos de circo y de gladiadores), sino también de panem (de pan), comida y diversión.
El espectáculo dura todo el día; empieza muy pronto y termina muy tarde. Hay espectáculos de cuatro tipos, en una gradación progresiva que va enalteciendo los ánimos y culmina en el arrebato final: animales contra animales, hombres contra animales, animales contra hombres y hombres contra hombres. Los dos primeros se celebran por la mañana, para ir abriendo el apetito (si petere es 'pedir', appetitus será 'lo pedido' por que se desea con avidez, 'lo que apetece'); el tercero al mediodía, como aperitivo (si aperire es 'abrir', aperitivus será 'lo que abre' el apetito).
Ayuno viene del latín jejunare, 'abstenerse de comer' y desayuno es lo contrario: terminado el ayuno nocturno, desayunaremos, comeremos. 
Sapere aude! Olvídate de los antiguos y "atrévete a saber", como decía precisamente un antiguo. Pero a saber de verdad, mirando la naturaleza, no mirando los libros. Saber viene del latín sapere, tanto en el sentido de 'tener sabor' como en el de 'conocer' algo; aunque alcanzar la verdadera sabiduría te pueda causar algún sinsabor por lo duro que resulta. 
En latín, tingere era teñir, 'empapar' una tela en líquido de color, por lo que tinctus era el tinte, la tinta, de donde nos viene desde el tintero hasta el vino tinto.
La patata fue domesticada en la zona de los Andes hace varios miles de años, pero los europeos no la descubrieron hasta el siglo XVI... y hoy es el cuarto producto alimenticio mundial, solo superado por el arroz, el trigo y el maíz. Esa palabra es el resultado de una confusión: en quechua se llama papa, y así se llamó también en español durante mucho tiempo... hasta que algún ignorante la confundió con la batata, que era como en el taíno de Haití se llamaba a otra planta de una familia totalmente distinta; y así la 'papa', por influencia de la 'batata' empezó a llamarse 'patata', error que "exportamos" al inglés potato o al italiano patata.
En cuanto al chocolate, era la bebida preferida de los aztecas... pero su etimología no está nada clara para los lingüistas. Simplificando las muchas teorías propuestas, podría ser que viniera del náhuatl xocoatl, 'bebida agria' (de xocot, 'agrio', y atl, 'bebida', 'agua'); en cambio, Corominas defiende que procede de pochótl, 'bebida de ceiba' y kakáwatl, 'bebida de cacao', pues se haría mezclando en partes iguales ambas bebidas, y luego los españoles simplificarían esa palabra resultante, pochó-kakáwaatl, en algo mucho más sencillos: chocohuatl.

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