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viernes, 30 de marzo de 2018

Gastroletras de Ana Frank

La historia de Ana Frank es, probablemente, una de las historias más conocidas y reconocidas de la historia y la lectura del Diario de esta adolescente es verdaderamente impactante. Ana Frank llamaba a su diario Kitty y cada día le contaba sus vivencias, sus frustraciones, sus alegrías, sus riñas, sus sueños o sus miedos en la Casa de Atrás, escondite de su familia durante dos años en plena Segunda Guerra Mundial. La entrada del 3 de abril de 1944 la dedica íntegramente a la comida: la resistencia y la cruda realidad que está viviendo una adolescente contada desde su óptica y su mentalidad. 


Lunes, 3 de abril de 1944
Querida Kitty:
Contra lo habitual, vas a recibir una carta consagrada por entero a la alimentación; porque este problema no se plantea únicamente en el anexo en realidad, sino en toda Holanda, en toda Europa, por doquiera, y sigue siendo un factor primordial. 
Durante los veintiún meses que hemos pasado aquí, tuvimos diversos «ciclos alimenticios»; te explicaré de qué se trata. Durante cierto período nos vemos obligados a comer constantemente el mismo menú. Por largo tiempo hemos tenido sucesivamente escarolas con arena y sin arena, un puré de verduras con patatas, hervidas o a la sartén; espinacas, nabos, salsifíes, pepinos, tomates, coles, etc. No es divertido, por ejemplo, comer chucrut todos los días en el almuerzo y en la cena, pero uno se resigna cuando tiene hambre. Actualmente atravesamos el peor momento, porque no se encuentran verduras frescas. Nuestros almuerzos de esta semana constan de judías, guisantes partidos, patatas con bolitas de harina, o patatas simplemente, nabos (por amor de Dios) o zanahorias podridas, y se vuelve a los porotos. Comemos papas en todas las comidas, empezando por el desayuno, a causa de la falta de pan. Para la sopa utilizamos judías blancas o rojas, y patatas o paquetes de sopa Juliana, a la reina, y otra vez judías rojas. Todo está mechado de judías rojas, lo mismo que el pan, que los contiene en buena parte.
Por la noche, comemos siempre patatas aderezadas con salsa sintética, y, además, por suerte, una ensalada de zanahorias podridas, de nuestra reserva. Una pequeña referencia a las albóndigas, que fabricamos con la harina del panadero y con levadura: ellas empastan la boca, y son tan pesadas, que causan la impresión de tener piedras en el estómago. Pero dejemos eso.
Nuestras golosinas, una vez por semana, son: una tajada de paté de hígado, y mermelada sobre pan seco. No solamente seguimos con vida, sino que, a veces, hasta nos regodeamos con nuestra comida frugal. 
Tuya, Ana.
[Anne Frank, Diario, DeBolsillo]

..... El Diario de Ana Frank es uno de los libros más vendidos de la Historia de la Literatura con alrededor de 30 millones de ejemplares. Ha sido inspiración para películas, series de televisión y, recientemente, de una novela gráfica muy recomendable.

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