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lunes, 11 de septiembre de 2017

Gastroletras de Arthur Rimbaud

¿Cómo es posible que un escritor que abandonó la literatura a los 19 años sea uno de los más grandes poetas de la historia? Es difícil de explicar pero así es. Hablamos de Arthur Rimbaud, uno de los poetas malditos a los que homenajeó el poeta simbolista Paul Verlaine en sus ensayos de 1884. "Hay que ser absolutamente moderno", defendía Rimbaud, quien no escapó de tratar el tema culinario en algunos de sus poemas, como en esta divertida composición titulada "La picarona" (1879).

En el comedor oscuro, perfumado por
un olor a barniz y a frutas, a mis anchas
escogí un plato de no sé qué comida
belga y me despatarré en mi inmensa silla. 
Mientras comía escuhaba el reloj, feliz y calmo.
La cocina se abrió con una bocanada de aire,
y vino la moza, no sé por qué,
con la pañoleta medio deshecha, pícaramente puesta 
y, paseando su dedito tembloroso por la mejilla,
terciopelo de melocotón rosa y blanco,
haciendo, con su boca infantil, una mueca, 
se puso a arreglar los platos, junto a mí, para complacerme.
Después dijo --claro está, para obtener un beso--
muy suave: "Jo, he cogido un frío en la mejilla..."

[Rimbaud, A., Obra completa, Atalanta]

.... A pesar de abandonar la poesía a los 19 años y de que su obra no fue reconocida en vida, fue con el paso de los años cuando su influencia fue cada vez mayor en artistas de todo tipo: en los surrealistas como Breton, en el novelista Henry Miller, en cineastas como Klaus Kinski o Pier Paolo Pasoline o en músicos como Patti Smith, Jim Morrison o Bob Dylan.

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