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jueves, 26 de septiembre de 2019

¿Cuánto sabes de cocina internacional?

¿Te gusta probar platos "exóticos"? ¿Estás al tanto de los restaurantes internacionales que abren en tu ciudad? ¿Tus amigos te preguntan todo lo que no entienden en las cartas de los restaurantes? ¿Eres del tipo de persona que pasas mucho tiempo informándote sobre qué y dónde comer antes de salir de vacaciones? Si la respuesta a todas estas preguntas es afirmativa, este es tu juego. A través de dieciséis preguntas realizaremos un viaje por otras tantas gastronomías del mundo. ¿Te animas? ¡Suerte?



¿Qué tal ha ido? ¿Puedes decir que eres un experto en cocina internacional? ¡Cuéntaselo a tus amigos!

lunes, 23 de septiembre de 2019

La Brasserie Taverne du Passage y otras pistas belgas

Setenta y dos horas desde que despegamos hasta que volvimos a tocar tierra en Málaga. En esos escasos tres días hemos estado en Ámsterdam y Bruselas por motivos laborales, que nos han dejado muy pocas horas para el turismo y la gastronomía, sobre todo en la capital holandesa. No obstante, algo hemos podido hacer y os lo queremos contar.

[Grand Place]
[Galerie de la Reine]

Es la tercera vez que viajo a Bélgica y en las tres ocasiones he pasado por la capital. En otros viajes he tenido la oportunidad de conocer Brujas, Gante y Amberes. Por tanto, he pensado que podríamos compartir, además de nuestra cena en La Brasserie Taverne du Passage, algunas otras pistas que puedan resultar de interés si viajáis por el país de la cerveza, el chocolate, los mejillones, las patatas fritas y los gofres.

La cena
Antes de comenzar, quiero agradecer públicamente la ayuda a mis amigas Lisa y Esther --ambas de Bruselas-- por su ayuda, atención y acompañamiento en esta gastroescapada o, mejor dicho, en las horas gastro dentro de un viaje de trabajo. Igualmente, agradecer a los compañeros que compartimos mesa porque, como siempre decimos, lo bueno, si es compartido, es mil veces mejor: Patricia, Vincent, Paola, Ana, Román, Concha... 

Nuestro interés estaba en disfrutar de la gastronomía belga tradicional, para lo que manejábamos algunas opciones interesantes como Viva M'Boma o Core Bruselles, aunque acabamos decantándonos por La Brasserie Taverne du Passage, que se encuentra en la Galerie de la Reine, a escasos metros de la Grande Place y que, según nos contaban, es un lugar habitual para quienes van o salen del cercano teatro. 

[Taverne du Passage]

Aunque no es habitual en Bélgica, pedimos varios platos para compartir. Antes de los principales, pedimos Croquettes de Crevettes Grises de la Mer du Nord --croquetas de camarones del Mar del Norte-- y Croquettes du Fromage --croquetas de queso--, muy ricas. Ya sabemos que las croquetas son una elaboración francesa que poco a poco fue conquistando las cocinas de medio mundo, adaptándose a los productos locales. La guarnición de las croquetas era perejil frito, que se coloca sobre las croquetas a la hora de comerlo, bastante sabroso.

[Servicio de pan y mantequilla]
[Croquettes]

Por supuesto, no podían faltar los mejillones. A diferencia de España, cuando se piden mejillones en Bélgica --moules-- nos servirán un kilo en una olla cerrada, fundamentalmente hay dos elaboraciones tradicionales: moules marinières (con cebolla, apio, perejil...) y moules vin blanc (al vino blanco). Un par de trucos: la tapadera se utiliza como recipiente para echar las conchas; y, una vez que nos comemos el primer mejillón, utilizaremos su concha a modo de pinzas para sacar la carne del resto.

[Moules]

También probamos el Tomate Crevettes, es decir, el tomate relleno de camarones. Sinceramente, fue el plato que menos me convenció. Tengo entendido que en otras ocasiones los camarones se marinan con mostaza aunque en nuestro caso estaban cocidos y nada más, quedando un tanto insípidos. Con mayonesa ganó bastante. El tartar de ternera sí que estaba espectacular, elaborado al estilo tradicional, es de esos que no puedes dejar de comer. ¡Que no se nos olvide! Todo siempre acompañado de las tradicionales patatas fritas.

[Tomate Crevettes]
[Tartar de ternera]

Pero de todos los platos, nos quedamos sin duda con el waterzooi, absolutamente delicioso, lleno de sabor y perfecto para una noche fresca. Es una sopa-estofado que se prepara con pollo (aunque también existe la versión de la Mer, con pescado), patata, apio, zanahoria, puerro, mantequilla, sal, pimienta, yemas de huevo y nata. El resultado es una sopa densa, que recuerda nuestros pucheros, pero con ese aporte graso de la nata y la mantequilla. Un nuevo plato se suma a mi lista de favoritos.

[Waterzooi]

Chocolate
En las Galerías Reales Saint Hubert, además de poder cenar en La Brasserie Taverne du Passage, puedes volverte loco comprando chocolate. La galería huele a chocolate y los escaparates llaman tu atención a cada paso. Nos encontraremos con Neuhaus --proveedores oficiales de la Casa Real belga--, Godiva, Leonidas, Pierre Marcolini...  una auténtica locura en forma de tabletas, bombones, galletas, cremas, pralinés, frutas bañadas, dulces, caramelos.


Cerveza
Mucho habría que hablar --y mucho más habría que beber--, sobre la cerveza belga. Más de mil cervezas originales belgas, casi doscientas cervecerías en todo el país y, sobre todo, una cultura cervecera muy arraigada. Pilsener, de abadía, trapistas, ambar, blanch, brut, negras, dobles o triples... la variedad de abrumadora y la calidad excelente.


Nosotros dimos buena cuenta de algunas de ellas en Mort Subite y Le Roy d'Espagne: Westmalle --cerveza trapense, Dubbel y Tripel--, Tripel Karmeliet o Brugse Zot (de Brujas), entre otras.

[Bonus] Los gofres de Max, en Gante
No me he podido resistir a rescatar, de mis carpetas de viajes, este lugar de Gante --una ciudad preciosa, por cierto-- donde disfrutar de los que para muchos expertos son los mejores gofres del mundo: Max.

[Gofres de Max]

Con fresas, con nata, con helado, con chocolate o con azúcar glaseada, estos gofres son exquisitos. Lo que más me sorprendió fue su finura y su textura. Lejos de la masa de los gofres a los que estamos habituados, los gofres de Max (y, según nos contaron, los de esta zona de Bélgica) son mucho más finos, casi etéreos, con una textura que se acerca casi a la del barquillo. No te los pierdas.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Gastroletras de Haruki Murakami

Este narrado japonés es uno de los grandes novelistas contemporáneos y eterno candidato al Premio Nobel. Las historias que cuenta se mueven siempre en esa delgada línea que separa --o que une-- realidad y ficción. Sugerentes, mágicas y envolventes. En esta ocasión, traigo a las Gastroletras varios fragmentos de un cuentecito titulado La biblioteca secreta, en el que una biblioteca es un laberinto con curiosos personajes donde el protagonista se ve atrapado pero que se ve ayudado, entre otras cosas, llevándole alimentos:
Se oyó girar la llave en la cerradura y entró una chica empujando un carrito. Una chica tan hermosa que de solo mirarla, dolían los ojos. Debía de tener, más o menos, mi edad. Sus brazos, piernas y cuello eran tan delgados que parecía que la fuerza más insignificante pudiera quebrarlos. Su pelo, largo y liso, relucía como una joya. Tras mirarme unos instantes, empezó a colocar sobre la mesa, sin decir palabra, la comida que llevaba en el carrito. Era tan hermosa que ni siquiera logré abrirla boca. La comida tenía muy buen aspecto. Sopa de erizo de mar, caballa a la parrilla (aderezada con crema de nata agria), espárragos blancos con salsa de sésamo, ensalada de lechuga y pepino, panecillos calientes y mantequilla. Todos los platos humeaban. Y, además, un gran vaso de zumo de uva. Cuando acabó de disponerlo todo, la chica me dijo por señas: "Vamos. Deja de llorar. Come".
En otro momento:
Pero, al atardecer del día siguiente, aquella muchacha enigmática volvió a presentarse en mi cuarto. Esta vez, la cena consistía en salchichas de Toulouse con ensalada de patatas de guarnición, besugo relleno, ensalada de berros, un gran cruasán y, además, té inglés con miel. Todo ello, a ojos vista, delicioso. "Como con calma. Y no te dejes nada, ¿eh?", me dijo la muchacha por señas.
En esta ocasión es otro personaje, no la "enigmática muchacha", quien ayuda a nuestro amigo:
Yo me encontraba frente a la mesa, leyendo, cuando se oyó cómo giraba la llave y, acto seguido, el hombre-oveja entró en el cuarto llevando una bandeja con donuts y limonada. --Te he traído los donuts que te prometí. Está recién hechos, crujientes y sabrosos. --Gracias, seños hombre-oveja. Cerré el libro y, sin perder un minuto, le hinqué el diente a un donut. Crujiente por fuera, tierno por dentro. Un donut riquísimo. --Nunca había comido un donut tan bueno --dije. --Acabo de hacerlos yo --dijo el hombre-oveja--. He amasado la harina y todo. --Si abrieras una tienda de donuts, seguro que tendrías clientes a montones. --Sí, ya lo había pensado. Que ojalá pudiera hacerlo algún día. --Seguro que puedes.
[Haruki Murakami, La biblioteca secreta,
Libros del Zorro Rojo]

jueves, 5 de septiembre de 2019

40 muestras de humor gastro absurdo en Twitter

Twitter es una de mis redes sociales favoritas para muchas cosas: información, opinión, intercambio, recomendaciones, etc. y también para pasar el rato y para reírme. Reconozco que este post es un poco arriesgado porque enseño las cartas del tipo de humor que me encanta, ese humor absurdo y surrealista y de juegos de palabras. Pero como este blog es sobre gastronomía, he ido filtrando los tuíts de algunas de mis cuentas favoritas --Flanagan McPhee, Pícaro, Petete Potemkin, Barda, Hannibal Lecter, La madre de Brian...-- en las que hacen humor haciendo referencia a lo gastronómico. Espero que os divirtáis tanto como yo.

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